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La mala gestión de comunicaciones: el caso de "Riot cinema"




Un joven en paro llamado Carlos busca trabajo y envía un currículum a Riot Cinema Collective,   una empresa formada por jóvenes recién licenciados que se dedica a la producción audiovisual. El joven en cuestión se presenta de una manera educada pero nada destacable para la empresa y recibe respuesta de uno de los miembros fundadores de Riot, Nicolás Alcalá, quien además de burlarse de él, la hace pública en su blog. Tras hacer pública esta respuesta,  las críticas y los insultos hacia la empresa a través de diversas plataformas webs (blogs, redes sociales, etc.) no se hicieron esperar y ante el acoso de los usuarios Alcalá se vio en la obligación de publicar una disculpa.


Hay que decir que el daño que esta mala gestión en las comunicaciones hizo que la empresa cambiara totlmente su portal web e incluso haya pagado muy probablemente a Google para posicionar su página antes de las críticas vertidas a sus proyectos, basados en el crowfunding.

En nuestra opinión la empresa debería haber respondido amablemente, de forma respetuosa, sin dañar los sentimientos de la otra persona. Una mala gestión de las relaciones y de la comunicación en general entre el público y la empresa puede perjudicarles seriamente y hacerse eco de ello las redes sociales, como una acción ciudadana de protesta. Ejemplos de esto son los casos de la explotación de imágenes de indigentes como el regalo de un policía a un mendigo de Nueva York y el incidente de Manolo Lama en Alemania durante la Eurocopa 2008. En los últimos días ha ocurrido un caso especialmente sensible, con la publicación en la portada del New York Post de una foto de un hombre que había caído en las vías del metro con el título "Este hombre va a morir".



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